Un cuento en un futuro incierto

pareja en el futuro

Mary y Mario

Nada es crucial, salvo el amor

Un cuento en un futuro incierto

Año 2330 un barrio de la periferia de una gran urbe.

(127 años después de la Gran Revolución de los Zapatos Rojos que cambió el mundo para siempre)*

 

río y flores

un lugar en el mundo

Hoy Mary y Mario van a verse. Mario irá a hacer compañía a sus mayores que viven en un barrio cercano. Hoy es un día especial, hace años que se conocieron en una velada del barrio, y Mario ha decidido llevarles algo que les recuerde aquellos días de aire limpio y flores.

Es un viaje arriesgado, la nube verde acecha y está acercándose peligrosamente a su barrio, deberán evitarla si no quieren contagiarse de la “terrible”. Aún no saben qué harán…quizás deban bajar hasta el río, ese río que se ve a lo lejos desde su barrio, donde hay un viejo puente que aún está en pie. Ese río que un día se llevó tantas vidas.

En esta ocasión, Mario quiere hacerles compañía y recordarles lo especial que fue cuando tuvieron que convivir, su familia trabajaba demasiado y necesitó su ayuda para atender sus cuidados…especialmente a Mario, y Mario no lo olvidará nunca, aunque ahora sean tiempos difíciles, o quizás precisamente por eso.

protestas en el viaducto

protestas en el viaducto

-Podemos cruzar por el viejo puente, la nube está justo encima del viaducto y está cerrado, mi grande.

-Ya, Mario amor, no sé qué podremos hacer…tengo miedo.

-Hoy es un día especial para mis mayores…quiero recordarles lo que significaron para mí, lo necesitan.

En ese momento, un fuerte ruido de sirenas sonó…los vigilantes llegaban a contener la turba ante el gran viaducto que cruza la ciudad.

-Ven, cariño, cerca de la casa de barrio hay un paso que sale al otro lado, cerca del río.

-Es verdad, corramos…vamos juntos, espera no corras tanto Mario.

Corrieron hasta el otro lado y se encontraron con el río que se llevó todo.

-Ven, no mires atrás Mary.

-¿Seguro, mi bien?.

-No tengas miedo…lo conozco perfectamente, confía en mí.

Bajaron hasta el río por una escarpada cuesta que llevaba cerca del puente, donde todavía quedaba algún reducto de verde.

El camino era difícil y estrecho, lleno de plantas asilvestradas y matorral y todo cuesta abajo. Mario por delante siempre, Mary siguiéndolo a pocos pasos. Silvas, tojos, diversos tipos de retama,…rodeaban a la pareja que corría intrépida y atropelladamente.

matorral

cerca del río

-Ayyyyyy,…-gritó Mary-. Me he enganchado, ayyy,… me duele…me he pinchado, Mario ven aquí, por favor, me duele.

-Amor, voy, no te preocupes ya estoy.

-Espera, me duele.

-Mary, espera, ahora con cuidado tiraré de la manga…¿ves? Ya está. Ahora, ven con cuidado, ya casi estamos. Al lado del puente nos pararemos a verte eso, verás que no es nada, mi bien.

Ya en el río, muy cerca del puente había un ancho camino que parecía haber sido alguna vez un paseo a la ribera del río. Mario, como siempre con valor y decisión, llevó a Mary hacia la orilla.

-No, Mario, no tan cerca.

-Ven aquí, en mi infancia solía venir todos los días con mis mayores, no te preocupes lo conozco bien. Ven, recuerdo que un día caí y me curaron refrescando la herida con unas hierbas que hay en la orilla.

-¿Seguro?

-Mira esas son, flores curativas, creo que se llaman manzanilla, te calmará,…espera,…¿ves? ¿qué tal?.

manzanilla

manzanilla

-No sé, aún tengo miedo.

Algo después, más calmados se sentaron a un lado de una gran explanada cerca del puente, ya casi estaban, desde allí ya se podía ver la casa de sus mayores.

Entonces, se relajaron, lo peor había pasado y Mary se sentía mejor. Disfrutaron del momento, miraron el río que aún tenía vida. Mario recordó la tibieza y olor que sentía cuando en su infancia la traían a pasear. Se sintieron libres, se miraron y se dejaron caer hacia atrás riendo y gritando. Miraron al cielo, por un momento Mario y Mary se trasladaron a otro lugar y otro tiempo.

Entonces, Mario pensó. Y le dijo a Mary mirándole a los ojos.

mirando al cielo

mirando al cielo

-Ya sé, lo que llevaré.

-¿Qué has pensado, Mario?. ¿No se te habrá ocurrido otra locura?.

-No te inquietes, mi bien-rio Mario- . Solo es un pequeño ramo de flores de manzanilla y tomillo que veo desde aquí. Lo que tantas veces se regalaron en el día de su celebración, les gustará.

-Qué buena idea, mi amor. Pero,…¿no sé?. ¿No te sientes con extrañeza?, ¿no te parece que tanto bien no puede ser verdad?

-Mi bien, nada es crucial, salvo el amor. Mis mayores siempre me decían eso cuando corría hacia ellos con inquietud.

Por fin, y con el ímpetu de Mario, sin miedo, cruzaron el puente y llegaron a la puerta de sus queridos seres.

Fueron recibidos por Catalina, al que se le iluminaron los ojos al ver a Mario y su acompañante.

-¡Mira quien ha venido, cariño!. Ven aquí Alfonso.

mis mayores

mis mayores: Catalina y Alfonso

Entonces, Alfonso se asomó y vio en la puerta de casa a Mary y Mario, ofreciéndole ese bello ramillete de flores, como el que regalaba cada aniversario a Catalina. Esta vez había sido Mario. Con ese gesto Mario les trajo la alegría de sus recuerdos.

-Ven aquí, mi pequeña, abrázame fuerte -dijo Alfonso a Mario-.

-Te quiero mi mayor, abuelita querida-dijo Mario a Alfonso.

Entonces, el mayor les preguntó cómo habían cruzado el río con el viaducto cerrado.

-…pero, ¿cómo os habéis atrevido?, ¿cómo habéis tenido fuerzas?, concluyó Catalina.

A lo que nuestro protagonista Mario contestó:

-Abuelo querido, como me enseñasteis, nada es crucial…

-¡SALVO EL AMOR! -gritaron todos a coro-. Y rompieron a reír.

salvo_amor

¡Salvo el amor!

* En aquella Revolución las mujeres lograron acabar definitivamente con el patriarcado de años y alcanzaron cotas de igualdad y respeto a sus derechos nunca conocidas hasta entonces. Que se tradujo entre otras cosas en una indistinción del género en los nombres propios, la mayoría de las personas dejaron de identificarse con su género por el nombre…así Mari puede ser hombre o mujer sin determinar el nombre propio ningún tipo de género…